sábado, 5 de julio de 2008

Laura Ventura para culturAR dijo:

A CONDESA QUE QUERíA VIVIR
“Dios está en todos los detalles y usted es muy detallista”
Fragmento de la obra
Lidia, una seductora viuda, llora en el velatorio de su esposo. El motivo de su dolor es la pérdida, pero no de su ser amado, sino de su juventud. Basado en La Condesa sangrienta (1965), de Alejandra Pizarnik, Siempreviva, esta versión de Fabián Bril y Marta Delavalle toma la historia de la gran escritora argentina, quien a su vez se había inspirado en una noble rumana del siglo XVI, conocida como "la Drácula mujer".
Gracias a su criada más leal (en la piel de Carla Vidal, quien logra una muy buena interpretación), Lidia (Cesar Eloy) se somete a todo tipo de cosméticos, cremas y afeites para mantener su belleza. Pero uno de estos tratamientos es macabro e incluye los óvulos y sangre de doncellas y para lograr este cometido el asesinato es el único modo
La crueldad es el común denominado en este texto sobre dominados y dominantes y sobre la atracción fatal de la belleza, a la que algunos aspiran y a la que otros no pueden resistirse. El elenco que completa esta obra (Ivana Cavallero, Pablo Giles, Marta Haller, Eugenio Tourn) se entrega de modo visceral para transmitir aquellas sensaciones en un texto que no permite que el espectador se relaje en su asiento.
El trabajo de Carolina Ferraiuolo, en vestuario, es impecable, como lo es también la ambientación y la escenografía, ambas a cargo de Cristina González. La sala además juega un papel crucial para ubicar al espectador en la atmósfera del relto que está por presenciar y asiste a una experiencia teatral desde el primer instante que llega a aquella casona antigua.

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